El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Oscar Ojea, describe el Evangelio dominical como un “testamento de Jesús antes de partir” en el que propone “el mandamiento del amor”. 

“Ámense los unos a los otros como yo los he amado”, citó en su reflexión semanal, y agregó: “El amor se manifiesta en obras y no en palabras, es muy difícil traducir el amor”.

“San Juan nos va a decir ‘Dios es amor’, entonces el testamento que nos deja el Señor es Él mismo como don, Él mismo como regalo, Él mismo como fiesta para nuestra vida humana, Él mismo como compañero de camino; Él es el don”, subrayó.

El obispo de San Isidro sostuvo que “no hay amor más grande que dar la vida por los amigos” y repitió la frase de Jesús: “¿Ustedes son mis amigos”. 

“El Señor nos confiesa su amistad, el Señor abre su corazón y nos dice: ‘todo lo que yo he oído de mi Padre se los he comunicado’. El Señor nos ha comunicado todos sus secretos”, destacó.

Al reflexionar sobre la amistad, monseñor Ojea explicó: “Cuando somos chicos distinguimos al amigo verdadero porque sabe guardar un secreto, no nos vende, no nos traiciona; nos es fiel, es de una pieza; es el mejor amigo, entonces confiamos en él porque sabe guardar nuestra intimidad; podemos hacer un depósito en su corazón con confianza porque ahí va a quedar”.

“Nos enseña la Sagrada Escritura, en el libro del Eclesiastés, que la amistad es un refugio: ‘el que encontró un amigo encontró un tesoro, un refugio’”, enfatizó y profundizó: “La amistad es un descanso del corazón, uno frente al amigo puede ser quién es, no inventa nada, no crea ningún subterfugio, está en paz porque sabe que es recibido por la mente y el corazón del otro tal como es, esa es la verdadera confianza; la comodidad de la verdad”. 

El presidente del Episcopado afirmó que “en todos los tiempos está el amigo, uno puede contar con él en la alegría, en la tristeza, en todos los momentos de la vida; en los fáciles, en los difíciles; cuando yo tengo algo que darle y cuando no tengo nada que darle”.

“El Señor nos confiesa su amistad, nos lega para siempre el testamento del amor y nos pide que podamos trasladar esta amistad a todos los hermanos”, puntualizó.

Hacía el final de su reflexión, monseñor Oscar Ojea animó: “Nuestra fe conlleva la amistad con Jesús y la amistad se cultiva, la amistad la hacemos crecer a través de la conversación, por eso la oración hace crecer la amistad; el contacto íntimo y cercano con Jesús nos hace más amigos de Él; los sacramentos, los gestos externos de Jesús a través de la Iglesia nos hacen crecer también”.

“Señor hace que sea un buen amigo, hace que te sea fiel, que pueda responder a tu amistad, que pueda responder a este depósito que has hecho en mí contándome los secretos de tu Padre para que yo pueda así llevarlos a los hermanos y poder vivir a fondo este testamento que nos dejas en tu Pascua: ‘amémonos los unos a los otros’, no de cualquier manera, sino como vos nos has amado entregando la vida”, concluyó.