El obispo de San Isidro, monseñor Oscar Ojea, reflexionó sobre la lectura dominical recordando que “los apóstoles sabían muy bien que seguir a Jesús iba a traer consecuencias, que la coherencia con el Evangelio iba a generar persecución; y esto lo vivimos hoy y lo vivieron también las primeras comunidades cristianas”.

“El Señor Jesús en el Evangelio que leemos este domingo, les va a decir tres veces: ‘no tengan miedo’, como asegurando que Él nos va a cuidar, que Él va a estar con ellos; que, así como cuida a los pájaros también a ellos, que valen más que muchos pájaros, los cabellos de sus cabezas están contados”, graficó.

“La providencia sabe perfectamente como resguardar aquellos que tienen que proteger, es una invitación a la confianza, a perder el miedo de ser coherentes, de decir la verdad, de vivir la verdad”, agregó.

En relación con las circunstancias vividas recientemente en el país, el obispo sanisidrense opinó: “Me parece que tenemos que reflexionar en este miedo que tenemos a escuchar de verdad al que no piensa como yo, ni siente como yo”. “Tenemos miedo de escuchar; solamente escuchamos aquello que confirma lo que pensamos y lo que sentimos y nos deja absolutamente anclados en el pensamiento emocional, escuchamos solamente lo que queremos escuchar; lo demás lo excluimos y de forma violenta”, sostuvo, y preguntó: “Por qué tenemos miedo a escucharnos”.

“Una de las razones es que hay algunas escuchas que nos interpelan de tal manera; pensamos que podemos hacer frente algunos reclamos, necesidades, cuando se expresan necesidades”, evaluó, y planteó: “Puede ser que no podamos hacer nada, pero el hecho de escucharlas bien, de darles lugar, de saber de dónde vienen, de comprobar su autenticidad; eso solo ya nos pone en un camino de búsqueda, en un camino diferente”.

Asimismo, subrayó: “Para escuchar tengo que vaciarme de mí mismo, por eso tengo que tener coraje; tengo que vaciarme de mí mismo y no tengo que esperar estar continuamente confirmando lo que pienso en el otro o en la otra”.

“La escucha es lo que precede necesariamente al diálogo y la escucha supone un aprendizaje y suponen una mínima confianza en aquel a quien estoy haciendo lugar”, aseguró.

Monseñor Ojea lamentó que en estos días se hayan escuchado “palabras con tanta violencia, palabras que no ayudan” y reflexionó: “La violencia comienza en el corazón del hombre, la violencia se continúa a través de las palabras y las expresiones y después va a la acción”.

“Tenemos que intentar crear ámbitos de escucha nuevos entre nosotros, de escucha auténtica, de escucha cercana”, sugirió, y añadió: “Dios nos escucha; la Biblia continuamente nos repite que Dios se inclina ante nuestro clamor, ante nuestra necesidad, sobre todo si es clamor de justicia”.

El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina recordó que este fin de semana, en todas las comunidades católicas del país, se celebra la Misa por la Patria y se reza una oración por la justicia y la paz.

“Recordemos aquel lema del Año de la Paz del papa Pablo VI: ‘Si quieres la paz trabaja por la justicia’. Escuchamos un verdadero clamor de justicia y de verdad y es necesario que nos despertemos a este clamor, y que respondamos a este clamor; y pedirle al Señor ¿Cómo? El mejor modo vamos a pedirle al Señor. Cómo poder construir la paz entre nosotros y para eso poder escucharnos mejor”, enfatizó.

“Que el Señor nos lo conceda por la intersección de María, nuestra Madre de Luján, que Dios los bendiga”, concluyó.