El Papa San Juan Pablo II señaló que “esta fiesta recuerda el misterio del Amor que Dios alberga por los hombres de todos los tiempos”.

Santa María Margarita Alacoque (1647-1690)

“Te pido que el primer viernes después de la octava del Corpus [Christi] se celebre una fiesta especial para honrar a mi Corazón, y que se comulgue dicho día para pedirle perdón y reparar los ultrajes por él recibidos durante el tiempo que ha permanecido expuesto en los altares”, dijo el Señor a Santa Margarita en junio de 1675, para después establecer una solemne promesa: “También te prometo que mi Corazón se dilatará para esparcir en abundancia las influencias de su divino amor sobre quienes le hagan ese honor y procuren que se le tribute”.

Santa Margarita de Alacoque, asistida por el jesuita San Claudio de la Colombiere, su director espiritual, se convertiría en la gran difusora de los mensajes del Sagrado Corazón de Jesús a la humanidad.

A la fiesta del Corpus Christi, celebrada el domingo último, la Iglesia añade, como prolongación, la del Sagrado Corazón. El culto al Corazón de Jesús se funda en el amor de Cristo a los hombres. Su corazón fue traspasado por una lanza en la Cruz. Por eso la Iglesia afirma -por medio de los Pontífices- que es absolutamente necesario que los fieles rindan culto y veneración, privada y públicamente, al Sagrado Corazón de Jesús. Esta fiesta fue establecida a instancias de Santa Margarita María de Alacoque, quien en Paray-Le-Monial el 16 de junio de 1675 tuvo una visión en la que Cristo, mostrándole su corazón, le encomendó el establecimiento de una fiesta en su honor el viernes posterior al Corpus.
Hoy, fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, se lee el libro de Ezequiel (34,11.16) donde el Señor dice: "Yo mismo apacentaré mis ovejas y las llevaré a descansar"; una carta de San Pablo (Romanos 5,5b-11) donde el apóstol dice que Dios demostró que nos ama; y el Evangelio de San Lucas (15,3-7) donde Jesús narra la parábola del pastor que va en busca de la oveja perdida.