El arzobispo de La Plata, monseñor Gustavo Carrara, presidió la misa de clausura del Año Jubilar "Peregrinos de la Esperanza", en la catedral metropolitana, colmada de fieles y con la cruz del Año Jubilar encabezando la celebración.
Participaron de la Eucaristía, que tuvo lugar el sábado 13 de diciembre, las comunidades parroquiales, movimientos, colegios e instituciones educativas, de la Vida Consagrada, y representantes de las diversas pastorales, espacios y realidades de la arquidiócesis, como símbolo de "la unidad como Pueblo Dios".
Concelebraron los obispos auxiliares, monseñor Jorge González y monseñor Federico Wechsung, junto con el clero arquidiocesano.
Monseñor Carrara destacó en su homilía que la celebración "buscó representar a toda la Iglesia arquidiocesana de La Plata" y dijo que durante el año jubilar "el horizonte misionero" alcanzó a más de un millón de personas del territorio pastoral.
En ese marco, repasó los distintos jubileos temáticos celebrados a lo largo del Año Santo -entre ellos los de la Educación, los comunicadores, las parroquias, Cáritas, la Pastoral Social, el Mundo del Trabajo, la Vida Consagrada, los jóvenes, los enfermos y trabajadores de la Salud, las familias y los universitarios-, destacando el hecho que la Cruz Jubilar "peregrinó por los templos indulgenciados para acercar a los fieles las gracias propias de este tiempo especial".
El arzobispo subrayó que "el centro del jubileo fue y es Jesucristo" y que la Iglesia celebró los 2025 años de la encarnación y del nacimiento del salvador, tal como lo proclama el Credo formulado en el Concilio de Nicea. En ese sentido, afirmó que Dios "no se mostró lejano, sino cercano, al hacerse hombre para compartir la fragilidad humana y ofrecer la salvación".
Destacó además "el valor evangelizador del pesebre" como uno de los signos más elocuentes de la fe cristiana y recordó, citando al papa Francisco, que "representar el nacimiento de Jesús equivale a anunciar con sencillez y alegría el misterio de la Encarnación". En esa línea, sostuvo que "el que arma el pesebre es un profeta de esperanza", y remarcó que, desde el Bautismo, "todos fuimos ungidos para ser testigos de una esperanza que no defrauda".
Al reflexionar sobre el Evangelio, el pastor arquidiocesano evocó la figura de Juan el Bautista y sus dudas en la cárcel, señalando que Jesús respondió no con teorías sino con hechos concretos:"la cercanía a los pobres, la misericordia, la sanación y el anuncio del Evangelio". Afirmó que ese estilo de Jesús "encendió la esperanza allí donde parecía apagada y llamó a no sentirse defraudados por un Mesías que eligió la humildad y la ternura".
Finalmente, en el tiempo de Adviento, monseñor Carrara invitó a toda la Iglesia arquidiocesana a "renovarse en su identidad misionera" y a salir al encuentro de los demás con un anuncio sencillo de Navidad. Además, convocó a llevar el mensaje del nacimiento de Jesús a los lugares de sufrimiento -hospitales, cárceles, barrios populares y espacios públicos- y concluyó con una oración a la Virgen María, pidiendo que "Cristo vuelva a nacer en cada corazón, en cada familia, en la patria y en el mundo entero, para gloria de Dios Padre".
Durante la misa se rezó el Credo Niceno, recordando los 1700 años del primer concilio ecuménico, "un llamado a la unidad de los cristianos", y finalmente el arzobispo bendijo a las imágenes de los Niño Jesús que los fieles colocarán en sus pesebres en la noche de Navidad.