Un invitado excepcional. En la undécima edición del concierto navideño «InCanto» de los alumnos de la Escuela Pontificia Pablo VI de Castel Gandolfo, este martes 16 de diciembre por la tarde, entre los espectadores se encontraba León XIV. El Pontífice visitó el complejo después de salir de Villa Barberini, en la misma ciudad, donde acude casi todas las semanas los lunes para quedarse hasta el martes, y luego participó en el espectáculo musical, desarrollado en el gimnasio de este centro educativo. Se trató de un momento en el que los chicos quisieron desear a todos una feliz Navidad y recordar que la verdadera riqueza no se mide por lo que se recibe, sino por la paz que se consigue generar dentro y alrededor de uno mismo.

Los niños, todos vestidos con jeans y camisetas blancas, se sentaron ordenadamente en un escenario escalonado, uno por uno. Emocionados y sonrientes, comenzaron a cantar y algunos de ellos acompañaron las voces con alegres gestos con las manos.

Las notas y los estribillos de Adeste fideles, Joy to the world, Noël Noël y Astro del ciel se extendieron entre el público que abarrotaba el gimnasio decorado para la ocasión: padres, profesores, personal escolar, el obispo de Albano, monseñor Vincenzo Viva, el presidente de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica, monseñor Giordano Piccinotti, y el Papa en primera fila, en el centro.

"Ha sido maravilloso escuchar los villancicos en italiano, latín, inglés y español", comentó León XIV al final del concierto. "Escuchar a estos niños cantar así en todos estos idiomas nos ayuda a comprender cómo la Navidad despierta en el corazón de todos nosotros una alegría, una paz, una invitación verdaderamente importante", añadió, mostrándose contento por la invitación recibida. "Llegó misteriosamente a casa —bromeó el Papa—. ¡Y quizás más misteriosa fue la respuesta, cuando supieron que yo había decidido venir! Pero estoy realmente contento".

El Pontífice se inspiró en una de las canciones —cuya letra decía más o menos así: «Ángeles que traen amor»— para destacar que los propios niños han traído amor a todos «esta noche con esta hermosa música».

A continuación, recordó que "cuando san Agustín pensaba en la música, decía que 'quien ama canta', porque su corazón sabe realmente lo que es importante". "Y Dios ha querido comunicarnos a todos el don del amor: esto es la Navidad —destacó luego el Papa—, Dios que ha querido acercarse a nosotros, sobre todo a los más pequeños. Que este espíritu que estamos celebrando ya esta noche, y en los próximos días y en Navidad, quizá durante todo el año, podamos sentir y vivir este amor de la Navidad". Y, citando el estribillo de otro canto interpretado, "en Navidad se puede hacer más", León XIV afirmó: "También para nosotros es una gran invitación: hagamos más para proclamar la paz, el amor y la unidad en el mundo".

Ver a Dios en los más pequeños

Finalmente, el Papa ofreció su bendición a todos los niños y a sus familias. "Dios quiere acercarse a cada uno de vosotros, a todos vuestros seres queridos, a vuestras familias", concluyó, exhortando a rezar "juntos" y a "abrir" los "corazones" para "ver" la presencia de Dios "sobre todo en los más pequeños". Aplausos y gritos de alegría saludaron al Pontífice, quien recibió como regalo una raqueta de tenis y el uniforme de la escuela. "¡León, León, León!", coreaban los niños con los que el Santo Padre posó luego para una foto de recuerdo antes de despedirse y abandonar la estructura.

La Escuela Pontificia Pablo VI de Castel Gandolfo es una escuela primaria concertada católica y se encuentra a 700 metros de Villa Barberini. Su construcción fue promovida por el Papa Montini como un regalo a la población local. Y fue el mismo Pontífice quien la inauguró el 12 de septiembre de 1968. "Con esta obra pretendemos demostrar, una vez más, nuestro interés y nuestro afecto por la población de Castel Gandolfo, y en particular por la infancia y la juventud de esta querida ciudad, y, en la medida de lo posible con el pleno funcionamiento de las escuelas que aquí se albergarán, también por la juventud de los alrededores, de Albano especialmente", dijo Pablo VI aquel día, destacando también la importancia de la educación católica para las nuevas generaciones.

En los años 60, el complejo albergó inicialmente institutos gestionados por separado por los Hermanos de las Escuelas Cristianas (La Salle) y las Maestras Pías Filipinas. En 2002 nació la Fundación Escuela Pontificia Pablo VI, que unificó las dos realidades en un único organismo gestor. Hoy en día, la Escuela Pontificia Pablo VI acoge en promedio a unos 300 alumnos en clases mixtas, ofreciendo una educación basada en principios católicos, con proyectos extracurriculares como deporte, música, idiomas extranjeros, educación cívica y alimentaria. Es un punto de referencia para Castel Gandolfo y sus alrededores (incluida Albano Laziale) y en los últimos años el número de inscripciones está en crecimiento. En 2021, con motivo de su 53º aniversario, recibió una reliquia de San Pablo VI conservada en la capilla interna.