El Gobierno de Javier Milei y el ministro de Economía, Luis Caputo, planean introducir un nuevo esquema de dólar flotante con la expectativa de eliminar la brecha cambiaria y estabilizar la economía. Este lunes, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, visitará Argentina, un evento que se considera tan relevante como el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
La llegada de Bessent coincide con el inicio de la «Fase 3» del plan económico, un día que marca el debut del nuevo esquema cambiario. El secretario del Tesoro sostendrá reuniones con Milei y Caputo, además de encuentros con referentes del sector privado. La expectativa es que esta visita impulse la confianza en el nuevo sistema económico.
El nuevo esquema de dólar flotante
Con la eliminación de restricciones cambiarias, el Gobierno espera que el tipo de cambio se ajuste de forma natural dentro de una banda de flotación. El Banco Central mantendrá la capacidad de intervenir antes de que el dólar toque los límites de la banda, aunque lo hará de manera discrecional. Este cambio busca que el dólar se ubique en la parte baja de la banda gracias a ingresos de divisas y financiamientos externos.
La demora en el acuerdo con el FMI ha afectado las reservas del país, lo que llevó a pérdidas significativas el último día del esquema anterior. De cara al futuro, se espera que las intervenciones del Banco Central sean limitadas para permitir que el mercado se estabilice por sí mismo, aunque se mantendrán planes de contingencia ante presiones cambiarias.
Los analistas predicen que el valor del dólar podría fluctuar inicialmente, incluso probando los límites superiores de la banda de flotación. Sin embargo, se espera que el Banco Central intervenga si es necesario para evitar incrementos bruscos en la inflación. La evolución del tipo de cambio dependerá de la oferta y la demanda del mercado.
El FMI y el Gobierno han desarrollado un plan de contingencia que incluye medidas fiscales y monetarias para enfrentar eventuales presiones cambiarias. La política fiscal se ajustará según sea necesario para proteger las reservas y mantener la estabilidad económica. Asimismo, se contempla una gestión ágil de la deuda para asegurar su refinanciación.
¿Y que pasa con de la guerra arancelaria?
La guerra arancelaria iniciada por Donald Trump representa un desafío adicional para la economía argentina. Aunque el impacto directo de los nuevos aranceles sobre el país es limitado, las repercusiones globales podrían ser significativas, subrayando la importancia de una planificación de contingencias robusta.
Según el FMI, las exportaciones argentinas a Estados Unidos son relativamente pequeñas, por lo que el impacto directo de los aranceles es mínimo. Sin embargo, los efectos indirectos sobre la economía podrían ser mayores, lo que refuerza la necesidad de medidas económicas sólidas para enfrentar estos desafíos.
El Gobierno apunta a lograr un superávit primario del 1,6% del PIB para el final del año, superando la meta acordada con el FMI del 1,3%. Este objetivo se considera crucial para fortalecer las reservas y garantizar la estabilidad económica en medio de un entorno internacional incierto.
El debut del nuevo esquema de dólar flotante marca un punto de inflexión en la política económica argentina. Con el respaldo del FMI y la visita del secretario del Tesoro de EE.UU., el Gobierno busca generar confianza y estabilizar la economía, aunque enfrenta desafíos significativos en el contexto global.