Tras varios años de trabajo, el viernes 16 de agosto se realizó la sesión de clausura de la fase diocesana del proceso de canonización de la sierva de Dios Pura Rosa del Carmen Olmos, religiosa profesa de las Hermanas Carmelitas de Santa Teresa de Jesús, quien vivió en Córdoba entre 1896 y1965.

La ceremonia se realizó en el Palacio Arzobispal y fue presidida por el cardenal Ángel Rossi SJ, arzobispo de Córdoba, y el presbítero licenciado Osvaldo Morero, vicario de Justicia de la arquidiócesis. 

Asistieron también los miembros del tribunal de la causa: el delegado episcopal, presbítero Eduardo Casas; el promotor de Justicia, presbítero licenciado Roberto Giardino; el notario, profesor Pablo Gómez; y el postulador, monseñor José María Arancibia, arzobispo emérito de Mendoza. 

Antes de comenzar, las pruebas documentales y testificales del proceso fueron colocadas en cajas a la vista de todos, para ser entregadas al Dicasterio de las Causas de los Santos, en la Sede Apostólica. 

Durante la sesión, la actual superiora general de la Congregación de Hermanas Carmelitas de Santa Teresa de Jesús (Argentina), madre Gabriela Rizzi, representando a la parte actora del proceso, presentó la figura de la sierva de Dios.

La hermana Pura nació el 26 de febrero de 1896 en el paraje La Cañada (actual Villa Giardino), provincia de Córdoba.

En 1917 ingresó al postulantado del Instituto, donde profesó sus votos el 29 de diciembre de 1926. 

En la congregación, desempeñó numerosos servicios, como el de maestra de novicias, superiora local, ecónoma y consejera general. También los oficios de enfermera, proveedora y portera, en las distintas casas del Instituto.

Tras una breve enfermedad, falleció en la ciudad de Córdoba el 28 de julio de 1965, a los 69 años. La causa de beatificación fue iniciada en 1996. 

La madre Rizzi señaló: "La sierva de Dios vivió como heredera de la obra y el espíritu de fray José Antonio de San Alberto, fundador de nuestra familia religiosa. Su vida estuvo marcada por la entrega generosa en clave de misericordia, de ternura y compasión hacía todos". 

"En tiempos de sinodalidad, esta humilde sierva de Dios, resplandece -con su serena sencillez evangélica-, caminando junto a otros e inspirando nuestro camino común, como Iglesia; por lo cual, sería una gracia especial, para todo el pueblo de Dios, el reconocimiento de su vida virtuosa", destacó.

Por su parte, el cardenal Rossi realizó una semblanza breve de la figura de la sierva de Dios, recordando su disponibilidad, servicio y cercanía.

"Era muy amiga de los pobres, y era la que estaba siempre y a toda hora disponible", señaló el purpurado cordobés, y agradeció el trabajo realizado durante esta fase del proceso.

Acto seguido, el cardenal Rossi recibió el juramento de los miembros del Tribunal de Instrucción, que declararon haber cumplido fielmente su oficio, observando las normas vigentes. 

Por último, el arzobispo de Córdoba leyó el decreto de clausura y dispuso que el acta de la sesión, firmada y sellada, se incluya tanto en los originales como en el trasunto y la copia pública que se envió al Dicasterio para las Causas de los Santos.

A partir de ahora, se iniciará la fase romana del proceso, que tendrá como primer paso recibir las actas, darles validez jurídica y comenzar la redacción de la positio, como pasos necesarios para obtener el decreto acerca de las virtudes heroicas, y que la sierva de Dios sea así reconocida como venerable.