En la víspera de la fecha patria, el obispo castrense, monseñor Santiago Olivera, presidió este viernes la misa por el 25 de Mayo en la Iglesia Argentina en Roma, a la que asistió la comunidad argentina residente en Italia y miembros del Cuerpo Diplomático.
Estuvieron presentes el embajador argentino ante la Santa Sede, Luis Pablo María Beltramino; el embajador de Uruguay ante la Santa Sede, Guzmán Carriquiry Lecour; la secretaria de la Pontificia Comisión para América Latina, Emilce Cuda; el agregado de Defensa, Militar, Naval y Aeronáutico en Italia, coronel Humberto Salas; y la postuladora de varias causas de canonización, Silvia Correale, entre otras personas.
Monseñor Olivera inició su homilía agradeciendo a la Embajada Argentina ante la Santa Sede y al presbítero Fernando Laguna, rector de la Iglesia Argentina, la posibilidad de celebrar esta misa por la Patria y renovar “el deseo de servirla y hacer de ella una Patria para todos, fraterna y justa”.
“La Patria nos habla de identidad, la Patria nos habla de raíces y de una historia común. La Patria nos habla de pertenencia y de fraternidad. El mismo suelo que pisamos y el mismo cielo que nos cobija, también nos habla de desencuentros y desafíos para adelante”, sostuvo.
“La Patria que queremos es la Patria de la honestidad, de la austeridad, la de la responsabilidad social y la de la cultura del trabajo, la Patria que nos honra, la de los valores altos, la Patria que -como recién escuchamos del libro de los Proverbios- busca la sabiduría vecina de la prudencia; honra al Señor y por tanto odia el mal; detesta el orgullo y la soberbia, el mal camino y la mentira”, profundizó.
Tras citar la homilía del tedeum del 25 de mayo de 2012, en la que el entonces cardenal Jorge Bergoglio predicaba sobre “esta ‘locura’ del mandamiento del amor que propone el Señor”, aseguró que “este modo de amor es al que estamos llamados a hacer presente en nuestras vidas”.
“Esta ‘locura’ del mandamiento del amor que propone el Señor y nos defiende en nuestro ser aleja también las otras ‘locuras’ tan cotidianas que mienten y dañan y terminan impidiendo la realización del proyecto de Nación: la del relativismo y la del poder como ideología única. El relativismo que, con la excusa del respeto de las diferencias homogeniza en la transgresión y en la demagogia; todo lo permite para no asumir la contrariedad que exige el coraje maduro de sostener valores y principios”, citó en aquel momento el actual pontífice.
Monseñor Olivera pidió que “este nuevo aniversario de nuestra Patria, aquella que pensaron nuestros Próceres, libre y justa, nos ayude a recordar nuestros logros más que nuestros fracasos, lo que nos une, más que lo que nos divide y enfrenta, porque la Patria es de todos, la Patria es mi historia, es nuestra historia, la Patria es mi tierra, es nuestra tierra y en ella hay lugar para todos”.
“Que nuestra Madre de Luján, que quiso quedarse entre y con nosotros en nuestra Patria querida, nos susurre siempre en nuestro corazón como a los sirvientes de las Bodas de Caná: “Hagan lo que Jesús les diga.
Sabemos de muchas necesidades en nuestra Patria, en nuestros ambientes, en nuestras familias, pero haciendo lo que Jesús nos dice, podremos transformar muchas tristezas y fracasos en el vino de la alegría, de la reconciliación en la verdad y de la fraternidad”, concluyó.