El párroco de la Iglesia latina de Gaza, Sagrada Familia, el sacerdote argentino, Gabriel Romanelli, celebró el domingo 25 de febrero, en Jerusalén, la misa en la memoria litúrgica de San Porfirio, obispo de Gaza. Junto con otros sacerdotes “rezamos y pedimos al santo, por todos los habitantes de Gaza y de la Franja, donde fue obispo y obtuvo muchas gracias del Señor". 

En declaraciones a la Agencia Fides, Romanelli, aseguró que son “las oraciones y súplicas con las que los cristianos de Gaza piden la intercesión y la ayuda de sus amigos del Paraíso, en el momento de tribulación que están viviendo junto con todos los habitantes de la Franja”.

San Porfirio, nacido en Tesalónica -recuerda el padre Gabriel-, había llegado a Gaza al final de un periplo vinculado a Tierra Santa. Había vivido cinco años en el valle del Jordán como monje penitente y ermitaño. Luego continuó su camino en Jerusalén, donde se le había confiado la custodia de las santas reliquias. Por último, fue obispo de Gaza, "donde realizó una gran labor de proclamación del Evangelio".

Los cristianos estaban presentes en Gaza desde la primera difusión del cristianismo. Su presencia preservó el recuerdo del paso de la Sagrada Familia huyendo a Egipto. Porfirio murió el 26 de febrero de 420, hace exactamente 1.604 años. Parte de sus reliquias se encuentran en la iglesia greco-ortodoxa de Gaza, afectada por los bombardeos. 

"El Santo Obispo", añade el sacerdote argentino, miembro del Instituto del Verbo Encarnado, "es también el patrón de nuestra comunidad religiosa en Gaza. La capilla de la rectoría está dedicada a su nombre".

El padre Gabriel, que se encontraba en Europa a principios de octubre, no pudo regresar a Gaza tras el comienzo de la guerra, pero está en contacto diario con sus feligreses y sigue sus sufrimientos. "La mayor parte de la comunidad cristiana de la Franja de Gaza sigue refugiada en la iglesia católica, de la Sagrada Familia, en el barrio de Zeitoun, a unos cientos de metros de la iglesia ortodoxa que alberga las reliquias de San Porfirio", explicó.

"Algunas familias cristianas -añadió- están en el sur de la Franja, son personas de gran fe, esperan y suplican que termine este víacrucis, este calvario de todos los ciudadanos, con la liberación de los que están privados de libertad, de un lado y de otro, y que los heridos, decenas de miles, más de 69.000, sean curados, los muertos enterrados y sus familiares puedan llorar sobre sus tumbas".

Las calles de Gaza se han convertido en cementerios: "En cuanto hay un trozo de tierra arenosa disponible", dice el padre Romanelli, "los muertos son enterrados allí". Gaza tiene más de 29.000 víctimas, entre las cuales al menos 12.000 son niños. Además de unos 7.000 desaparecidos. 

"Nosotros -añade el sacerdote- seguimos rezando, invocando que la comunidad internacional, las autoridades y los gobernantes hagan todo lo posible para detener esta masacre. Que no continúe esta guerra que hace daño a todos, tanto a Israel como a Palestina. Recemos para que también Porfirio, con su intercesión, devuelva un soplo de justicia y de paz a este pedazo de Tierra Santa que es la Franja de Gaza".