Se ha convertido ya en una cita muy esperada cuando, en un ambiente festivo y de convivencia, los chicos y chicas de la Acción Católica (Acr) de Roma, con sus educadores y padres, y con sus compañeros de las escuelas y parroquias de la ciudad, dan vida al desfile de la Caravana de la Paz. Este año cumple su 45ª edición: llegó a San Pedro tras recorrer las calles del centro de la capital, acompañados por el lema "¡La paz en la cabeza!". Culminó con el testimonio de dos jóvenes que hablaron de su compromiso por la paz, de su deseo de paz en un mundo que parece haberse acostumbrado al conflicto. El Papa les dio las gracias y les cedió la palabra: "Gracias por vuestro compromiso en la construcción de una sociedad mejor".

Carta de ACR al Papa: queremos estar del lado de la paz

Las chicas y chicos de Acción Católica de Roma leyeron una carta que habían preparado para el Papa Francisco, en la que recuerdan que cada año renuevan junto a él su grito a toda la ciudad y al mundo entero por la paz. "En estos días -dicen- es difícil pensar en la paz, se libran muchas guerras incluso cerca de nosotros: parece que nadie se preocupa de hacer la paz. En cambio, nosotros queremos estar del lado de la paz, intentando apagar, a nuestra pequeña manera, el fuego del odio y la violencia". Los jóvenes dan testimonio de su compromiso personal con la paz: "La hemos dibujado como una planta hermosa y floreciente; por el contrario, la guerra es como una planta seca y desnuda. Esto nos recuerda que el mundo es un regalo de Dios: no debemos destruirlo con el odio, sino hacer florecer el mensaje de amor de Jesús, ¡y no puede haber Amor sin Paz!".

Debemos cuidar nuestro planeta

"Querido Papa", continúa la carta, "este año el lema de la Acción Católica por la Infancia es ¡Esta es tu casa! Hemos comprendido que nuestra casa es nuestro planeta y que todos debemos cuidarlo como en una reserva natural". Para esta Caravana de la Paz, de hecho, los chicos de la asociación decidieron apoyar los proyectos de Legambiente y la iniciativa de Cáritas Roma Io, noi, tutti. Nuestra casa es común. Querido Papa", concluyen, "rezamos siempre por usted y por estas cosas que están cerca de nuestros corazones. Te confiamos nuestras familias, educadores y todos los que nos cuidan. Te queremos".