Al cumplirse 110 años de la partida del Santo Cura Brochero, el arzobispo de Córdoba, cardenal Ángel Rossi SJ, presidió este viernes la misa central en el santuario Nuestra Señora del Tránsito y Santo Cura Brochero.

La jornada comenzó con un acto emotivo en el que se nombró al cura gaucho como vicepatrono de la Policía de Córdoba. La ceremonia estableció al apóstol de las sierras como defensor y protector de la comunidad policial, resaltando la devoción profunda de los habitantes de la provincia al santo cordobés, quien dejó un legado de compromiso y entrega.

Durante el homenaje, la máxima autoridad policial le entregó al cardenal Rossi una placa conmemorativa en reconocimiento y agradecimiento por la bendición otorgada.

Posteriormente, las autoridades, entre las que se encontraban el ministro de Seguridad y la cúpula de la Policía, se dirigieron al santuario para la misa.

Actitud de servicio y sacrificio
Durante la homilía, el cardenal Rossi señaló que la “gran familia de la policía” tiene en común con Brochero la actitud de servicio y sacrificio.

Haciendo referencia a “los rostros de nuestra gente, algunos conocidos, tantos anónimos, que cada día ustedes cuidan”, el arzobispo de Córdoba explicó que “detrás de cada policía hay una familia que los despide a la mañana y se los queda esperando a la noche, a veces con mucha angustia”.

En ese sentido, destacó su fidelidad al servicio a pesar de que están expuestos y que muchas veces son maltratados, a veces ofendidos: “Sepan hoy día que les agradecemos”.

El purpurado cordobés animó a rezar también por “todo ese número anónimo de compañeros de ustedes que han dejado el pellejo sirviendo al pueblo”.

En Brochero nos encontramos con el Señor
Haciendo referencia al evangelio, el cardenael Rossi destacó la “hermosísima invitación del Señor que dice ‘Vengan a mí’. “Qué delicadeza la de Jesús, que sabe que un camino para encontrarse con Él es por medio de sus intermediarios, los santos”, resaltó.

“En Brochero nos encontramos con el Señor, Brochero es un atajo seguro para llegar al Señor”, expresó a continuación. “Son muchos los que llegan hasta aquí porque necesitan recibir una gracia, y muchos los que vuelven para agradecer por haberla experimentado. Venimos porque este es un lugar privilegiado para dejarnos misericordiar, donde el Señor se muestra bondadoso y compasivo, donde nadie debe sentirse como un extraño, especialmente cuando viene con el peso de sus pecados”, sostuvo.

En ese sentido, expuso que el santuario es “un lugar propicio para experimentar la misericordia que no conoce límites a través del sacramento de la reconciliación”.

“Por eso nos animamos a venir, no por nuestros méritos sino con nuestros cansancios y opresiones, sin fingimiento, sin ocultar miserias y debilidades”, agregó.

A su vez, el cardenal Rossi exhortó: “Tenemos, por ser cristianos y por ser devotos del cura Brochero, que descreer de esta cultura de la desesperanza, de esta cultura de lo inevitable. ‘Acá vengo a traerles música’, decía Brochero al llegar a una casa. Tendremos entonces que bailar al ritmo de la esperanza, habrá que hacerle caso a nuestra doña Jovita, que con su sabiduría de madre y criolla nos previene contra la tentación de la tristeza y de la desesperanza”, concluyó.