Los muros y las divisiones no detienen la caridad, y de ello da testimonio la acción de Nolite Timere Onlus, asociación que se ocupa de las adopciones a distancia en Ruanda, a cuyos miembros el Santo Padre recibió en audiencia este sábado 27 de enero con ocasión de su 25 aniversario y a la que Francisco rinde homenaje por sus acciones centradas en la solidaridad y el compartir.

"Y esto nos recuerda, en un mundo en el que parecen multiplicarse los muros y las divisiones entre las personas y entre los pueblos, que la caridad no tiene barreras, como demuestra su historia".

Veinticinco años de trabajo realizado por los miembros, voluntarios y bienhechores de la organización sin ánimo de lucro, nacida, recuerda el Papa, "en beneficio de los niños de la Ciudad de los Jóvenes Nazaret en Mbare, Ruanda", víctimas inocentes, huérfanos de una dramática guerra que estalló en el país en 1994.

Francisco recordó entonces los orígenes de "Nolite Timere Onlus", fundada por iniciativa del entonces nuncio apostólico en Ruanda, monseñor Salvatore Pennacchio, y del padre Tommaso Cuciniello, párroco de la iglesia de Sant'Anna in Giugliano, sede de la asociación. Una realidad apadrinada por San Juan Pablo II bajo el lema "¡Demos la esperanza de volver a empezar!", comprometida a acoger a los niños en la Ciudad de los Jóvenes, proporcionándoles, como explica el Papa, "los medios para su sustento y para su formación escolar y religiosa", y siempre "con espíritu abierto y con amor incondicional, unidos por el deseo común de devolverles la sonrisa y la esperanza en el futuro".

"Porque -recordémoslo- la guerra y las armas quitan la sonrisa y el futuro a los niños, y esto es trágico. Por otro lado, es bonito que propongan, solidariamente, crear oportunidades de amistad, dando lugar a relaciones que luego perduran en el tiempo. Se crea así una red de afecto que se extiende más allá de las circunstancias del momento, trascendiendo las diferencias de edad, nacionalidad, cultura y estatus social".

La acción llevada a cabo por "Nolite Timere" demuestra "que ser 'voluntario' es mucho más que prestar un servicio o hacer una contribución económica". Francisco concluye con una valiosa invocación.

"Recemos por el fin de la violencia y de los conflictos en el mundo, a causa de los cuales todavía, por desgracia, demasiados niños siguen sufriendo, siendo explotados y muriendo, y hagámonos eco con fuerza de las palabras de San Pablo VI: '¡Nunca más la guerra!' ¡Nunca más!".