Durante el Ángelus dominical en la Fiesta del Bautismo del Señor, el Papa Francisco recordó a los fieles que “en nuestro bautismo, nos convertimos en hijos amados de Dios para siempre, y esta es una ocasión para recordar y celebrar”.

Se trata de "un verdadero don de la vida divina y eterna, un acontecimiento de gracia y de comunión con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo", aseguró. El bautismo, subrayó, es el don no sólo de una vida nueva, sino de llegar a ser, en Jesús, hijos amados de Dios.

"Hagamos un compromiso de buscar y recordar la fecha de nuestro Bautismo; y hoy demos gracias al Señor porque desde entonces Él no sólo está con nosotros, sino en nosotros", añadió.

"Démosle gracias también - prosiguió el Papa - por los padres que nos llevaron a la pila bautismal, por quienes nos administraron el Sacramento, por el padrino y la madrina, por la comunidad en la que lo recibimos".

"Que María, templo del Espíritu, nos ayude a celebrar y acoger las maravillas que el Señor realiza en nosotros", concluyó, antes de ofrecer una bendición a los reunidos en la plaza de San Pedro.