Este 21 de abril se cumplió el primer mes de la cuarentena establecida por el Gobierno argentino para controlar el contagio de coronavirus. Según la Universidad John Hopkins, en Argentina hay 3.031 casos confirmados de COVID-19, con 145 fallecidos.

Mons. Fernández, también Arzobispo de La Plata, indicó que si bien la Iglesia colabora con el sostenimiento material de los más golpeados por la pandemia, cuando “cuando pensamos en sostener la vida interior de los fieles y en alentar su crecimiento, nos encontramos con la dificultad grave de verlos privados de la Eucaristía durante mucho tiempo, previendo además que esta situación pueda prolongarse por varios meses”.

En una carta con fecha 19 de abril, dirigida a la Comisión Ejecutiva de la CEA, el Prelado señaló que esto plantea un dilema, pues el Concilio Vaticano II enseña que “no se edifica ninguna comunidad cristiana si esta no tiene su raíz y centro en la celebración de la Sagrada Eucaristía”; y que “San Juan Pablo II remarcaba que la Misa ‘antes que un precepto debe sentirse como una exigencia inscrita profundamente en la existencia cristiana’”.

Mons. Fernández, que indicó que la carta recoge las sugerencias de varios obispos, dijo que es comprensible “que muchos fieles nos reclamen que busquemos alguna manera de volverla accesible”. “Nosotros les decimos que pueden experimentar otras formas de oración, y lo hacen, pero ya decía San Juan Crisóstomo: ‘También puedes orar en tu casa; sin embargo no puedes orar igual que en la Iglesia, donde se reúnen los hermanos’”.

“Además están las Misas transmitidas on line y ellos saben bien que la comunión espiritual tiene valor, que Dios también derrama su gracia de esa manera, pero lo hace en tanto es deseo de Cristo presente en la Eucaristía”, señaló.

Sin embargo, recordó que el Papa Francisco “enseña que Dios ‘en el colmo del misterio de la Encarnación, quiso llegar a nuestra intimidad a través de un pedazo de materia’. Es bueno que nuestros fieles lo hayan aprendido, y por eso no les da lo mismo”, sino que ansían “el alimento del amor que es fuente de vida sobrenatural”.

“No será fácil fundamentar que esta situación se prolongue demasiado tiempo, ni podremos esperar sencillamente que pase por completo la pandemia”, expresó Mons. Fernández.

“Sabemos que exponerse al contagio es una irresponsabilidad sobre todo porque implica exponer a otros al contagio e indirectamente puede favorecer una situación de crisis sanitaria que no queremos ver en nuestro país”, indicó.

Por ello, para dar “un claro mensaje a nuestro Pueblo de Dios mostrando que de verdad nos preocupa, y que intentamos dar algún paso que permita resolver esta situación lo más pronto posible”, sin dejar de acompañar “la preocupación sanitaria de las autoridades”, propuso una serie de medidas obligatorias para celebrar la Misa reduciendo al mínimo los riesgos y no sea caracterizada como un acto masivo.

Estas medidas obligatorias son:

1) Que haya una distancia de dos metros entre las personas, tanto hacia los costados como hacia atrás y hacia adelante. Esto requerirá retirar o anular la mitad de los bancos de los templos.

2) Que no haya más de dos personas por banco.

3) Que una vez cubiertos los bancos de esta manera, no se acepte el ingreso de más personas.

4) Que en los templos donde suele haber mayor afluencia de gente se multiplique la cantidad de misas, de manera que los fieles se distribuyan entre el sábado y el domingo en diversos horarios. Dada la capilaridad y cercanía de los templos esto no incidirá en el transporte.

5) Que no se celebre la Misa con fieles en los santuarios más visitados debido a la dificultad para establecer allí un control de este tipo. En estos casos, sólo podrá invitarse, a puertas cerradas, a los agentes pastorales que cumplen servicios en la comunidad.

6) Que en la Misa no haya cola para comulgar sino que los ministros se acerquen a las personas ubicadas en los extremos de los bancos y depositen la Eucaristía en la palma de las manos.

7) Que cada ministro que acerque la comunión se lave las manos previa y posteriormente con jabón y se coloque alcohol en gel.

8) Que se omita el saludo de la paz y todo contacto físico

9) Que las Misas no duren más de 40 minutos.

10) Que la salida del templo sea progresiva y se eviten los saludos.

11) Que no se tomen intenciones para la Misa en el momento y que sólo se reciban previamente por teléfono, mail o mensajes.

12) Que quienes por su edad estén impedidos de asistir puedan recibir la comunión en sus hogares.

13) Que se mantenga transitoriamente la dispensa del precepto dominical, de manera que las personas que prefieran extremar los cuidados no se sientan obligadas a asistir. De hecho, antes que se declarara la cuarentena la cantidad de asistentes a Misa ya había disminuido mucho de modo espontáneo.

En su carta, Mons. Fernández indicó que “si hay que prever los impactos económicos, también es conveniente valorar aquellas cosas que proveen consuelo y fortaleza a las personas en los momentos duros”.