Este grupo de personas que pudo compartir la comida con el Pontífice, también asistió a la Misa realizada esta mañana en la Basílica de San Pedro, en la que participaron unas cinco mil personas.

El almuerzo de hoy fue donado por los Hoteles Hilton de Italia. En el menú, el Santo Padre y sus invitados tuvieron canelones rellenos de ricota romana y espinacas en sala de queso parmesano reggiano.

Como segundo plato se sirvió albóndigas de carnes blancas salteadas, velouté de tomates San Marzano y albahaca con puré de coliflor. De postre hubo el tradicional tiramisú y petit fours, es decir pasteles pequeños y variados.

El Papa Francisco instauró la Jornada Mundial de los Pobres desde 2017, con la intención de que la Iglesia salga de sus muros para encontrar la pobreza en los múltiples significados en los que se manifiesta en el mundo de hoy.

En su mensaje para la Jornada de este año, el Santo Padre señala: “Cada día nos comprometemos a acoger a los pobres, pero no es suficiente. Un río de pobreza atraviesa nuestras ciudades y se hace cada vez más grande hasta desbordarse; ese río parece desbordarnos, tanto que el grito de nuestros hermanos y hermanas que piden ayuda, apoyo y solidaridad se hace cada vez más fuerte”.

“Por eso, el domingo anterior a la fiesta de Jesucristo, Rey del Universo, nos reunimos en torno a su Mesa para recibir de Él, una vez más, el don y el compromiso de vivir la pobreza y servir a los pobres”.