El arzobispo Paul Richard Gallagher, secretario del Vaticano para las Relaciones con los Estados y las Organizaciones Internacionales, habló sobre la paz y la seguridad en Ucrania en un debate abierto del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, celebrado en Nueva York el 20 de septiembre.

Gallagher señaló que Ucrania defiende su soberanía y la inviolabilidad de sus fronteras reconocidas internacionalmente, que son los mismos valores promovidos en la ONU. Sin embargo, dijo, en la “guerra cruel y sin sentido contra Ucrania”, somos testigos de que el precio más alto lo pagan los civiles en general, los niños, los jóvenes y los ancianos, y advirtió que el "gran mal" de la guerra se está expandiendo más allá de las fronteras de Ucrania, "no sólo cubriendo con su espesa sombra a Europa, sino también a otros continentes".

La guerra, añadió, se está “infiltrando en los corazones humanos, convirtiéndolos en contenedores de una 'lógica de guerra'”, y recordó las palabras del Papa Francisco, acerca de que el mundo vive una tercera guerra mundial len forma atomizada".

“Si no se detiene esta guerra y no se busca la paz en todo momento, el mundo entero corre el riesgo de hundirse en crisis aún más profundas”, alertó el arzobispo Gallagher.

El representante de la Santa Sede afirmó luego que la solución no concierne sólo a Ucrania, sino a toda la comunidad internacional, destacando que ha llegado el momento de plantearnos algunas de las preguntas del Papa Francisco: “¿Qué estoy haciendo hoy por el pueblo ucraniano,  ¿estoy haciendo algo?" E instó a todos los Estados miembros de la ONU, y especialmente a los del Consejo de Seguridad, a unir esfuerzos en la búsqueda de una paz justa y duradera para Ucrania.

Por otra parte, Gallagher expresó que la Santa Sede está cerca de Ucrania, defiende plenamente su integridad territorial y continúa participando en iniciativas humanitarias en su favor, al tiempo que instó una vez más a todas las partes a ser valientes artesanos de la paz.

Reunión de prevención de pandemias
El representante de la Santa Sede ante las Organizaciones Internacionales también estuvo presente en la reunión de alto nivel sobre prevención de pandemias, celebrada ayer, 20 de septiembre. En su discurso, el arzobispo Gallagher recordó, en lo que respecta a los diferentes países, la buena voluntad y la dedicación de todos los niveles de gobierno y de las distintas esferas de la sociedad en el esfuerzo por desarrollar, producir y distribuir rápidamente terapias y vacunas para combatir el Covid-19, aunque expresó la preocupación de la Santa Sede por las personas en los países de bajos ingresos, señalando que sus habitantes han recibido en promedio solo una dosis de la vacuna Covid-19, es decir, aproximadamente la mitad de la tasa que han recibido las persinas en las naciones desarrolladas.

Gallagher recordó, en ese sentido, la importancia de la solidaridad global y la necesidad de priorizar el acceso universal a las tecnologías sanitarias, particularmente para los más vulnerables.

Necesidad de un enfoque diferente ante futuras pandemias
“Las futuras pandemias requieren un enfoque de desarrollo que refleje los profundos vínculos entre la pobreza y la mala salud”, señaló, y añadió que “todas las respuestas confiables a las emergencias sanitarias deben respetar los derechos humanos y las libertades fundamentales, incluida la libertad de opinión y expresión, la libertad de conciencia y la libertad de religión o de creencias”.

Asimismo, Gallagher habló sobre la importancia de compartir información y conocimientos científicos a nivel internacional. En ese punto, destacó el papel de organismos internacionales, como el de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en los esfuerzos por coordinar y generar confianza entre los países, y recordó la afirmación del Papa Francisco de que “la mayor lección que aprendimos del Covid-19 fue la comprensión de que todos nos necesitamos unos a otros [… y] que ninguno de nosotros puede salvarse solo”.