Tocando sensibilidades

Me invade mucha preocupación cuando escucho y leo discursos y la perspectiva que adoptan algunos que pretenden ser de la única voz autorizada de la Iglesia en Argentina.

Me preocupa sobremanera, como la opinión de algunos hermanos curas, llamados, o auto denominados villeros, que no sé a ciencia cierta "que tanto de villeros tienen" y se arrogan el ser voz o hablar en nombre de todos los sacerdotes.

Que quede claro a mi: No me representan.

Que en los medios de “des-información” no se entienda lo que es la Iglesia y que vean todo como una conspiración política, no me sorprende, no me preocupa, ni me asusta.

Me indigna, duele y desconcierta profundamente como a nosotros que nos decimos hombres de fe y comunión, de reconciliación y diálogo nos cuesta mirar con objetividad y un sano realismo, fe y confianza en Dios los procesos históricos del mundo y de nuestra nación.

Me duele como cura, que siendo curas en ningún momento hablaron de fe, perdón, misericordia, esperanza, ni de oración, menos aún de conversión y unidad.

Me duele como a muchos bautizados que hayan hecho una Misa, el mayor y más sublime acto que el ser humano recibe y ofrece a Dios, por su Gracia, y solo para hacer apología de un sistema o etapa de gobierno, que como todo proceso histórico cae por su propio peso. Es como bastardear lo sagrado.  Quisiera recordarles que Jesús no murió en la Cruz para repudiar a nadie. No se puede hacer una Misa para demonizar al hermano por más equivocado, herido o pecador que sea.

Si podemos como hombres de fe, con caridad evangélica, maduros y civilizados dialogar y buscar la amistad social, la concordia, la justicia, la dignidad, la libertad integral y no sólo de expresión y la paz.

Bajo ningún concepto entiendo que la iglesia debe demonizar o atacar a nadie.

Más aún el papa, nos mostró la templanza, humildad, comprensión, ternura y acogida a todos, aún cuando las "madres de la plaza",  después que le ensuciaron con sus eses la catedral metropolitana, siendo obispo y cardenal de Bs. As., cuando fue electo papa no tomó represalias e incluso las recibió... Si este gesto del papa hoy a nosotros como iglesia y curas hermanos no nos dice nada, creo que nos falta en demasía el sentido de la fe y la comunión eclesial.

Por otro lado me parece muy pobre y orquestado, en medio de tantos manoseos, lapidaciones y saqueos, sobreprecios, mentiras, expoliaciones y  explotaciones a nuestro pueblo y nación que no se diga nada y el silencio nos vaya convierte en cómplices y corruptos...

Es como que algunos tienen derecho de hacer lo que quieran, fingiendo, aparentando, mintiendo en la cara, como hizo el que usa el sillón presidencial y es inquilino de la casa rosada actualmente, que después de visitar al papa, en concubinato, comulga y desde Roma anuncia que va a promover la ley del aborto...

¿Puede haber algo más maquiavélico que no saber con quién se está tratando?

En una etapa de cambio de época, es muy bueno que cada uno muestre los dientes y las garras, entonces sabremos con qué o a quien nos enfrentamos, por lo menos en eso hay virtud.

Por otro lado en vez de agradecer la sinceridad de su percepción, equivocada o no, pero seguro dolido y sentido, por la falta de testimonio y credibilidad de la iglesia, se acusa y señala como persona desequilibrada, sea o no, no viene al caso, en vez de escuchar, y tratar de comprender que quiere decir con esa metáfora.

Me  parece que también es complicado tratar de defender al papa, y la doctrina social, que a todos nos cuesta vivir, recuerden que a nosotros como curas nos cuesta más que a todos vivir la doctrina social y no sólo predicarla, porque muchas veces, se nos va la mano y nos olvidamos que el papa en cuestiones políticas y económicas no es infalible, y como cualquier hijo de vecino se puede equivocar y tener sus preferencias y simpatías. Recuerden hnos curas v., que el papa es infalible en fe y costumbres. Ser más papistas que el papa, es el riesgo de extremar posiciones y es ir pregonando ideologías y parcialidades que dividen y no a Jesús, su vida, persona, su mensaje, su entrega y resurrección.

Con esto no quiero atacar ni defender a ningún candidato. Todos son humanos y todos los sistemas políticos tienen errores y aciertos. Ningún sistema político agota el espíritu, la mente y el corazón del ser humano que es falible y limitado como todas las obras de nuestras manos.

Querido pueblo Argentino, no crean a los que nos mienten y hacen creer que hay una grieta infranqueable. La única grita que nos destruye, divide, mutila y mata es el pecado, el odio y el mal, es decir, la falta de amor al prójimo.

Dios es amor, y en el amor no hay distancias, ni barreras, ni excusas.

Estamos en un país herido, llenos de heridas que supuran, gritamos y gemimos de dolor e impotencia, nos mordemos unos a otros, no porque seamos malos, sino porque estamos heridos por todas partes y dónde se toca duele...

Pbro. Marcelo Miguel Szyszkowski

Cura párroco de la periferia del interior y de las colonias de Misiones. Prof. En Filosofía, capellan de prefectura.