En un ger frente a la catedral de Ulán Bator, el Papa Francisco conoció a una mujer, la señora Tsetsege, madre de once hijos, que hace una década encontró en un vertedero una estatua de madera bellamente tallada con los rasgos de una bella señora. La mujer no se dio cuenta inmediatamente de que se trataba de la Virgen Inmaculada.

Una vez de vuelta en casa, susurró a su familia: "Esta hermosa señora ha querido venir a vivir a mi tienda". Una vez que se dio cuenta de quién era, la mujer entregó la estatua a la comunidad católica y luego la expuso en una parroquia local.

Cardenal Marengo: la Virgen está cerca de cada uno de nosotros

La historia de esta estatua de la Virgen María le fue contada al cardenal Giorgio Marengo, prefecto apostólico de Ulán Bator. "Inmediatamente pensé que la Virgen María quería decirnos algo a través de este hallazgo", dijo el purpurado.

El cardenal Marengo – como se recuerda en un reciente artículo del Osservatore Romano – dijo que no se explicaba "cómo esa estatua acabó en el vertedero, ya que, sobre todo en esa parte del país, hay muy pocos católicos". "Entonces pensé que el Señor, a través de su Santa Madre, se hace presente en las situaciones más extremas para decirnos cuán cerca está de cada uno de nosotros".

Un país bajo la mirada de María

El cardenal Marengo subrayó también que la Virgen María está "siempre dispuesta a salir a nuestro encuentro incluso en los lugares de desesperación, de descarte, de dolor y de abandono".

"También hablé de la estatua – reveló – con el Santo Padre cuando lo visité con una pequeña delegación de monjes budistas de Mongolia: le enseñé una foto y se mostró muy contento”.

El 8 de diciembre del 2022, la estatua de la Virgen María fue entronizada en la catedral de Ulán Bator y cubierta con un manto hecho de muchos trocitos de tela enviados por la mayoría de los fieles y misioneros mongoles. En aquella ocasión, el cardenal Marengo consagró toda Mongolia a María. Y la "Madre del Cielo" se convirtió en el icono de esta joven Iglesia.