La entronización de las imágenes del Señor del Milagro y la Virgen del Milagro en el altar mayor de la catedral basílica de Salta abrió, el sábado 22 de julio, los cultos de la Fiesta del Milagro, que concluirán el 15 de septiembre, con la tradicional procesión y la renovación del Pacto de Fidelidad del pueblo salteño.

Mientras una multitud de fieles y peregrinos participaban cantando “Doce Estrellas del Cielo de María”, la imagen de la Virgen del Milagro fue entronizada con cientos de pañuelos blancos en alto saludando su pasar. Luego fue el turno de la imagen del Señor del Milagro.

La ceremonia fue presidida por el arzobispo de Salta, monseñor Mario Cargnello, quien expresó: “Queremos vivir este Milagro asumiendo la realidad de nuestro tiempo y unidos a toda la Iglesia, que transita un camino durante el cual quiere redescubrirse”.

“El sacramento de nuestro Bautismo no es una realidad que quedó en el pasado y cuyo recuerdo se ha perdido porque la mayoría de nosotros hemos sido bautizados siendo muy chiquitos. No, la realidad del Bautismo es una realidad que vive, como agua viva, como agua que va dando vida y atraviesa toda nuestra vida hasta el final, hasta abrir la puerta de la muerte y dejarnos en la orilla misma del cielo en la eternidad”, destacó.

El trigo y la cizaña
En relación con la lectura evangélica del día, monseñor Cargnello afirmó: “Tenemos que ser semillas que nos transformamos cada día más en trigo, no en cizaña”, y lo relacionó con el tiempo del Milagro: “Es un tiempo, justamente, para descubrir el don de que somos cristianos, somos hijos de la Iglesia, somos bautizados”.

El arzobispo salteño también consideró que, este tiempo del Milagro, “quiere ser un tiempo que nos ayude a tomar conciencia de esto e ir erradicando la cizaña, y que crezca en nosotros el trigo que está sembrado en el corazón desde el día del Bautismo”.

Espiritualidad particular
Asimismo, destacó que el Milagro está atravesado por una espiritualidad particular, dado que “es una entrega a la misericordia de Dios que el pueblo de Salta y todos sus devotos, más allá de las fronteras de la provincia, lo advierten, por eso vienen, por eso se sienten bien aquí”.

“El Milagro es un tiempo especial, que toca nuestro corazón, que se convierte en una propuesta de vida de Iglesia que se manifiesta en la cercanía de las imágenes y de la gente, que nos recibe en esta casa y en la ciudad, que se ofrece como una propuesta de una nueva comunidad para toda nuestra Salta y para toda nuestra Patria. Así lo vivimos, así lo queremos vivir. Así le pedimos al Señor que nos dé la gracia de reconocer la inmensa dignidad que nace del bautismo”, subrayó.

“El don que nos ha dado Dios al reconocernos como hijos suyos en el Bautismo es muy grande, la fuerza que tiene el Bautismo y que nos invita a confesarnos, a reconciliarnos con Dios y con los hermanos y la llamada que desde el Bautismo se hace grito invitándonos a la Eucaristía, donde nosotros renovamos la Pascua y la traduciremos en el Pacto de Fidelidad del 15 de septiembre culminando la Procesión del Señor y la Virgen del Milagro”, puntualizó.

Monseñor Cargnello aseguró que desde que llegó la imagen quedó ligada a la fundación misma de Salta, porque el obispo Victoria bendijo esta ciudad cuando se iba al Concilio de Lima y se comprometió en mandar la imagen, pero que se hizo carne en el pueblo de Salta a partir de las experiencias del terremoto, que llevaron a nuestros mayores a confiar la vida de nuestro pueblo al Señor y a la Virgen, y que fue madurando hasta hacerse un gesto de libertad y de amor en el Pacto de Fidelidad de 1845”. 

“(Desde entonces), viene marcando la espiritualidad con el crecimiento del mundo de los peregrinos, que hoy nos envuelven  como un don de Dios, y que golpea la puerta de nuestro corazón para que la fe se haga viva, comprometiéndonos con la vida, con la familia, con una ciudadanía responsable que cultive el amor y el servicio a la Patria, y una fraternidad basada en la justicia y promotora de la paz”, detalló.

“Estos 50 días, que son nuestra Pascua, no tenemos que desaprovecharlos. Gracias, pueblo de Salta, por la generosidad de la fe que ustedes expresan y ese amor a la Virgen, que nos contagia y nos entusiasma. Gracias a los peregrinos”, concluyó.

El regalo de la Ucasal
Monseñor Cargnello contó también que las imágenes de la Virgen y del Señor lucen un manto nuevo, regalo de la Universidad Católica de Salta al cumplir los 60 años de su existencia. 

“Agradecemos a sus directivos y a toda su comunidad por este gesto, reconocimiento de que esta casa de altos estudios es obra de un Milagro. Celebremos la Eucaristía dispuestos a ponernos en marcha en este camino de fe que nace de nuestro Bautismo”, cerró.