El obispo de Jujuy, monseñor Daniel Fernández, aseguró que los referentes eclesiásticos y religiosos buscan "una mesa de diálogo y participación", para poner fin a la situación de tensión social en la provincia. 

En declaraciones al programa Caminos de Encuentro, que conduce el presbítero Máximo Jurcinovic, director de la Oficina de Comunicación y Prensa de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), el prelado jujeño dio un panorama del contexto provincial y del servicio que brinda la Iglesia en este tiempo de conflicto. 

"A raíz de esta reforma parcial de la Constitución provincial, mucha gente, una vez llevada a cabo, sintió que sus derechos se veían vulnerados. Entonces eso trajo una conmoción social, hechos de violencia muy fuertes desde el 20 de junio, y después la acción del Estado para reprimir esos brotes de violencia", contextualizó.

Monseñor Fernández advirtió que "hay un tendal de sufrimiento, de dolor, que ha quedado a lo largo de la provincia", e indicó: "En este momento, lo que estamos conversando con las autoridades -hoy  (por el lunes 17 de julio) estuve con la CGT- es pedir que haya una pacificación primero, para después tener una mesa de participación donde todos podamos aportar".

"Lo que pasó ha causado una conmoción social y hechos de violencia; un tendal de sufrimiento y dolor en el pueblo que llevará tiempo poder sanar. Trabajamos por una pacificación, bajando niveles de conflicto; buscamos entonces una mesa de diálogo y participación, donde surgen voces comprometidas con la paz social", sostuvo.

-¿Cuál es la realidad de la provincia y de la Iglesia que se han llevado a estos dos encuentros de la Pastoral Social y de la Pastoral Aborigen?
El miércoles 12 y el jueves 13, compartimos el encuentro de referentes de la Pastoral Aborigen, tanto de la diócesis de Jujuy como de la prelatura de Humahuaca. Hemos contado con el acompañamiento de Endepa (Equipo Nacional de Pastoral Aborigen) y del presidente de la Comisión Episcopal, monseñor Luis Scozzina OFM.

Nos preocupaba, como es de dominio público, la reforma parcial de la Constitución de Jujuy; porque, entre tantos que han visto afectados sus derechos, se han destacado las comunidades originarias, quienes reclaman por su atención. Ha sido un tiempo de deliberación para continuar acompañando, no solo desde lo religioso y pastoral, sino también desde los aspectos legales, buscando caminos visible para sus derechos.

El encuentro del NOA de las Pastorales Sociales, pensado desde el mes de febrero, en el marco de los 100 años del nacimiento de monseñor Enrique Angelelli, sumado al décimo aniversario del pontificado de Francisco y a los 40 años de la recuperación de la democracia, nos ha contribuido para ponernos al día sobre las diferentes realidades de los pueblos. Ha sido un espacio para plantear los desafíos que tenemos por delante.

El encuentro fue en un clima muy lindo de escucha de los expositores que nos han iluminado: Humberto Podetti, en su rol como presidente de la Comisión Nacional de Justicia y Paz, y la teóloga Emilce Cuda, secretaria de la Pontificia Comisión para América Latina, quienes nos iluminaron en la compresión de que una democracia no debe ser meramente formal sino participativa, con frutos muy buenos.

- ¿Como pastor, cómo observás la provincia de Jujuy en este tiempo?
-A raíz de esta reforma parcial de la Constitución provincial, mucha gente, una vez llevada a cabo, sintió que sus derechos se veían vulnerados. Entonces eso trajo una conmoción social, hechos de violencia muy fuertes desde el 20 de junio, y después la acción del Estado para reprimir esos brotes de violencia. Hay un tendal de sufrimiento, de dolor, que ha quedado a lo largo de la provincia. En este momento, lo que estamos conversando con las autoridades -hoy mismo estuve con la CGT- es pedir que haya una pacificación primero, para después tener una mesa de participación donde todos podamos aportar.

Lo que pasó ha causado una conmoción social y hechos de violencia; un tendal de sufrimiento y dolor en el pueblo que llevará tiempo poder sanar. Trabajamos por una pacificación, bajando niveles de conflicto; buscamos entonces una mesa de diálogo y participación, donde surgen voces comprometidas con la paz social.

-¿Cuál es el servicio propio de la Iglesia de Jujuy?
-Pienso a la Iglesia de Jujuy como el ámbito espiritual de oración, contención y confianza; donde, en este caso, las partes que están en conflicto puedan encontrar la ayuda necesaria para poder resolver los conflictos en el marco de un buen diálogo. Un acercamiento que genere puentes de diálogo para acercar las partes. Debemos ser cautelosos para poder ayudar a que las partes se den la mano.

-Sobre los legítimos reclamos de los pueblos originarios, ¿cómo se acompaña a estos pueblos y cuál es la mirada que falta en nuestra sociedad para generar una empatía?
-Es difícil comprender para quienes (llegan), desde afuera, incluso para mí, que he venido hace ya 12 años. Toda la doctrina nos la ha dado el Papa Francisco en cada una de sus encíclicas y magisterio. Sus reclamos ancestrales sobre la posesión de la tierra, para que no se contamine y se observe el cuidado sobre el agua como elemento vital, sobre todo, aquí en la Puna. Los pueblos pelean por su supervivencia, su ligazón a la tierra; el pelear por sus recursos, por sus lugares, por la tierra, el agua y por el poder oír su voz, pudiendo escuchar.

Al finalizar la entrevista, monseñor Fernández manifestó: "Hemos sentido la solidaridad, las oraciones; agradecemos cada oración. Tenemos esperanza en que en este tiempo político, con racionalidad y lo mejor que hay en el corazón de cada uno, pueda llevarnos a un final honroso y digno, aun cuando lleve tiempo poder conseguirlo".