La carrera estelar del Mundial de Resistencia, la prueba que hizo resurgir a FerrariLas 24 Horas de Le Mans cumplió 100 años y con el modelo 499P la casa de Maranello desató la fiesta en el circuito de La Sarthe. El regreso más esperado y una victoria soñada, después de una ausencia de medio siglo. El trinomio compuesto por Antonio GiovinazziAlessandro Pier Guidi James Calado, en el auto N°51, sorteó el caos y las múltiples contingencias que presentó la tradicional competencia para quebrar el dominio de Toyota, que encadenaba cinco triunfos en territorio francés y que dominó en los tres episodios que precedieron a la prueba en el calendario 2023 del WEC (World Endurance Championship). La carrera que se convirtió en un objeto de deseo, porque hasta siete fabricantes pulsearon por bañarse de gloria en el actual curso, resultó la décima victoria de Ferrari, que tendrá en la siguiente cita de la temporada la oportunidad de extender la celebración, en las 6 Horas de Monza.

Consagratoria como cambiante y dramática, las 24 Horas de Le Mans hizo saltar por el aire las estrategias desde el inicio de la prueba. Todas las marcas se entreveraron durante pasajes en la batalla por el triunfo, se abrazaron a la ilusión de reescribir la historia en la carrera del centenario, pero el destino proyectó a Ferrari en la cúspide. Los dos mejores registros en la hyperpole para los autos de Maranello -el italiano Antonio Fuoco, del auto N°50, señaló el camino el jueves pasado- alimentaron el sueño, aunque la velocidad debía combinarse con resistencia y una performance de largo aliento, donde minimizar los errores y evitar los accidentes que surgieran de la hoja de ruta sería determinante para encarar las últimas horas con la expectativa del éxito.
La experiencia de Toyota, dominante en los últimos años; la sorpresiva aparición de Peugeot, que con el auto N°94 -Gustavo Menezes, Loic Duval y Nicolás Muller- se erigió al frente cuando la lluvia modificó los planes de la carrera para todos los garajes; la fiabilidad que enseñaron los Cadillac, expectantes desde el tercer y cuarto puesto en el clasificador y a la espera de un error de los punteros; los momentos iniciales de Porsche -la fábrica cumple 75 años y las 24 Horas de Le Mans era el mejor premio para la marca más ganadora de la historia, con 19 triunfos-, empujaban a que la carrera del centenario se presentara como la mejor en calidad y perspectiva de las últimas dos décadas. Y ahí estuvo Ferrari para demostrar su grandeza, aunque también para sufrir: la victoria se decantó a menos de dos horas de la bandera a cuadros, cuando el japonés Ryo Hirakawa, que descontaba en los cronómetros, golpeó el Toyota N°8 contra el muro en Arnage. La distancia intranquilizadora de 15 segundos saltó a tres minutos y resultó insalvable.
Ferrari también tuvo que atravesar episodios de zozobra, angustia y hasta de confusión. Un error en el cambio de neumáticos -mezclaron las gomas- fue una señal de frustración a la que el equipo se repuso en el comienzo de la carrera. Con los dos autos a la cabeza de la carrera, el auto N°50 se despistó y debió hacer un reseteo y una parada extra en boxes. Era el turno para que el auto N°51 enseñara la clase y el temperamento de su tripulación: Pier Guidi lo estaba haciendo, pero un trompo de un coche de la categoría GTE-Am lo distrajo y lo indujo al error. La noche cubría con su oscuridad y la frase de José María Pechito López se hizo carne en Le Mans: “De noche se gana o se pierde la carrera”, comentó el argentino, que es un especialista en los stint nocturnos. Su compañero Kamui Kobayashi fue la víctima, al ingresar a una slow zone y ser atropellado por el Ferrari N°66 de la clase GTE-Am; el japonés no logró devolverle la marcha al Toyota y la imagen de los mecánicos saludándose y de la cortina de metal del garaje bajando en la madrugada, acciones que marcaron la despedida.

La noche más corta del año le dio paso al amanecer y Ferrari debía jugar sus cartas para derrumbar a Toyota, que con el auto N°8 se mantenía al frente. Brendon Hartley dominaba a Giovinazzi y en el cambio de pilotos empezó a inclinarse la victoria hacia el lado italiano. Pier Guidi limó la brecha de 17 segundos a Hirakawa y en la parada en boxes los mecánicos empujaron a la cima a Ferrari, con una luz de seis segundos que el piloto estiró en la pista a 25. Pero Le Mans siempre depara sorpresas y el británico Calado fue víctima, a pesar de ser el piloto que aumentó a un minuto la diferencia en el reloj: con 23 minutos para el desenlace, el auto se paró en boxes. También los latidos del corazón de todo Maranello, que volvió a galopar con el reset y el regreso, después de una brevísima pausa, del auto a la pista.

Las carreras de resistencia y Le Mans, en particular, fueron un fetiche para Enzo FerrariIl Commendatore relataba que ganar la mítica prueba era sinónimo de una premiación a la marca y eso repercutía en fama, admiración y prestigio. Lo supo en 1949, cuando se alzó con el primero de los diez triunfos que ahora firmó Ferrari y lo sufrió en 1973, cuando un joven Luca di Montezemolo, representante de confianza de FIAT y de la familia Agnelli, empujó a salirse del Mundial de Resistencia. Cincuenta años después, con el presidente de la marca John Elkann en el garaje, con la presencia de Charles Leclerc en el circuito y con un trinomio que quedará en la historia, Ferrari revive y agiganta su leyenda en el automovilismo.

Varrone, de primero a último y a remontar para ganar

El único de los cuatro pilotos argentinos en cruzar la meta logró la victoria. Nicolás Varrone, junto al neerlandés Nicky Catsburg y el estadounidense Ben Keting, ganó en la clase GTE-Am, la menor de las categorías, las tradicionales 24 Horas de Le Mans. Un triunfo soñado para el joven, de 22 años: por la trascendencia del éxito, porque sostiene la excelente temporada en el Mundial de Resistencia, donde el trinomio suma tres triunfos en cuatro fechas, pero también porque el Corvette N°33 desanduvo una prueba caótica: largó desde la primera fila, cayó al último lugar y encendió una remontada espectacular para imponerse con una diferencia de dos minutos sobre el Aston Martin de Charlie Eastwood, Ahmad Al-Harthy y Michael Dinan.

Los especialistas señalan que el piloto no elige a Le Mans si no que la carrera elige al piloto ganador y la máxima se cumplió con el triunfo de Varrone. En las primeras secuencias de la prueba, el auto amarillo ingresó directamente al garaje del equipo Corvette Racing. Los diez minutos de arduo trabajo de los mecánicos para devolverlo a la pista, tras la sustitución de un amortiguador del tren delantero, provocó la pérdida de dos vueltas y animarse a soñar con la victoria era un reto gigantesco: la lluvia, los cambios de condiciones de la pista, las slow zone, los Autos de Seguridad… atentaban contra la proyección.

Apostamos a los neumáticos slick y se cayó el cielo. Venía a 80km/h, haciendo acquaplaning. Ahora quiero comer y dormir lo que pueda y ver cómo se puede recuperar esto”, comentaba, después del primer stint Varrone, que observaba que la prueba tenía al Auto de Seguridad como protagonista en aquel inicio caótico: “Giramos como una hora bajo régimen de Safety Car, así sin las carreras y las reglas del juego”. Recuperar los giros perdidos se hacía difícil si se mantenía esa secuencia. Pero la adversidad no hizo bajar los brazos y cuando se cumplían 16 horas de competencia, el Corvette había descontado la diferencia y se enseñaba con un ritmo contundente.

“Arrancar dos vueltas abajo y recuperar con la estrategia, con el ritmo que presentamos los tres pilotos, después de haber estado con neumáticos para piso seco durante condiciones de lluvia… Es toda una locura. No haber chocado fue muy importante, evitar la cantidad de incidentes nos permitió sobrepasar las dificultades del comienzo”, señaló en la transmisión de Fox Sports y DirecTV, que en la previa parecía estar opacado por la presencia de pilotos argentinos con mayor experiencia como Pechito López y Esteban Guerrieri (Vanwall) en Hypercar y de Luis Pérez Companc (Ferrari), en GTE-Am.

El bonaerense, de Ingeniero Maschwitz, manejó durante 97 de las 313 vueltas: un total de 7 horas y 32 minutos. Y el desempeño destacado lo enseñó durante la mañana del domingo, donde desanduvo un stint perfecto que provocó el ascenso y dejó el auto a tiro de pulsear por el triunfo. “El auto fue mejor cuando hizo calor que durante el frío de la noche. Con el sol íbamos muy rápido”, apuntó, acerca del rendimiento del Corvette, que se ofrecerá como el último ganador de la clase GTE-Am de Le Mans, porque a partir de 2024 llegarán los GT3 en su reemplazo.

El calendario 2023 viene resultando un éxito para Varrone, que en enero pasado triunfó en las 24 Horas de Daytona con el prototipo Duqueine M30-D08 Nissan, del equipo AWA, junto al canadiense Anthony Mantella, el británico Wayne Boyd y el estadounidense Thomas Merrill. La campaña de victorias continuó en el Mundial de Resistencia con las Mil Millas de Sebring y las 6 Horas de Portimao para alcanzar el pináculo en el centenario de las 24 Horas de Le Mans.

Fuente: LN.-