En la ceremonia privada estuvo el superior general de la congregación de la Misión, el P. Tomaz Mavric, junto a una pequeña delegación que organiza una peregrinación de la imagen que iniciará el próximo diciembre y recorrerá todas las regiones de Italia durante un año.

La familia vicenciana explicó que “en esta difícil situación que se vive en todo el mundo con motivo de la pandemia de COVID-19, en una sociedad fuertemente afectada por las tensiones ente continentes, los hijos espirituales de San Vicente de Paúl inician con una peregrinación mariana un recorrido de anuncio del amor misericordioso de Dios”.

En la noche entre el 18 y el 19 de julio de 1830 Catalina Labouré, una joven Hija de la Caridad de San Vicente de Paul vio una aparición de la Virgen.

En el largo encuentro que mantuvo con la Virgen, ésta recordó a la Hija de la Caridad que “los tiempos son muy tristes. Las desgracias vendrán sobre Francia. El mundo entero será devastado por calamidades de todo tipo. Pero tú vienes al pie de este altar, aquí las gracias se esparcirán sobre todas las personas que las pidan con confianza y fervor... Yo siempre te he cuidado”.

El 27 de noviembre de 1830, Catalina Labouré vio por segunda vez a la Santísima Virgen con un pequeño globo terráqueo, que representaba a la humanidad, en sus manos; contempló su belleza y aceptó la misión de hacer acuñar una Medalla: "¡Las personas que la porten recibirán grandes gracias!".